La descalificación en el Mundial de Tartas no quedó así como así: Contraté a un abogado especialista en litigios internacionales, y juntos convocamos al Tribunal de La Haya para que dirimiera el asunto de mi descalificación por la aplicaciòn arbitraria del Artículo 189 del Código de Concursos de Tartas ("Participantes que no presentan tartas").
Es por eso, y con el apoyo polìtico de la Unidad Básica "Evita Capitana - Jurisdicción Seúl", localicé a mi abogado, el Dr. Ulises Wong, quien tiene un elegante despacho en Gangnam-gu.
La oficina del Dr. Wong, en el momento de su almuerzo.
(El Dr. Wong es muy tímido, y me pidió que retocara un poco la foto)
(El Dr. Wong es muy tímido, y me pidió que retocara un poco la foto)
Juntos, presentamos una apelación a la Corte Internacional de La Haya, como parte litigante, ya que, si bien "...Las tartas que representen a los paìses deben estar realizadas con ingredientes que representen a dicha nación, y tener ese origen..." (Art. 568 del Reglamento), "dicho acto no contempla el resarcimiento a los participantes que hubieran sido sujeto de la incautación, pérdida o ruptura de su equipaje por motivos ajenos a la competencia" (texto de la presentación legal del Dr. Wong).
Presentando la protesta ante el Tribunal de La Haya
(Izquierda: Hoja Mayor del Gomero. Derecha: Dr. Ulises Wong)
(Izquierda: Hoja Mayor del Gomero. Derecha: Dr. Ulises Wong)
Finalmente, y luego de un arduo debate entre los miembros del Jurado, el veredicto final fue que no existía una fundamentada razón para la descalificación arbitraria en el Mundial de Tartas, por lo que la Asociación Mundial de tartas debía resarcirme con el costo de los ingredientes para la preparación de mi tarta de atún, y reconocerme el canon pagado en concepto de inscripción al concurso.
Lamentablemente, a la fecha del pronunciamiento del Tribunal de La Haya, el Mundial de Tartas había finalizado, por lo que se me reconoció el pago de los ingredientes, y se me garantizó la inscripción para el año 2008.
Así que me encontré en Seúl, con cuatro latas de atún (yo la tarta la hago cargadita), una cebolla, un morrón, y una masa hojaldrada. Y la promesa de volver en el 2008
En mi próxima entrega, les contaré más aventuras en la tierra del Taekwondo
6 comentarios:
Me alegro que se hiciera justicia. Lo que me preocupa es que las latas de atún sean de origen coreano... ¿Ud obtuvo la autorización oficial para abrir una de esas latas en territorio argentino? ¿O fueron decomisadas al ingresar al país?
Lo bueno hubiera sido que te las afanara un abrevalijas de Ezeiza, quien luego de comerla a la noche, reventaría cual sapo al día siguiente en su lugar de trabajo, contaminando al resto de los abrevalijas quienes desencadenarían un efecto dominó que acabaría con estos hijos de puta más rápido de lo que lo haría un escuadrón de la muerte brasilero.
lo sabía, lo advertí!
sólo espero que exista la justicia y que en 2008 se dé a la delegación argentina el espacio y la consideración que merece, especialmente con tan dignísimo representante.
a propósito... desde cuando usa barba, gomero? no lo habrán confundido con un simpatizante castrista, desatando así la furia imperialista y su inmediata represalia en este boicot internacional?
¿No le convendría pelear para que se haga nuevamente el evento de tartas del año 2007, en lugar de esperar hasta el 2008?
No hay justicia...
¿Usted es Juan Luis Guerra?
No se preocupe, Guiy, los ingredientes los use para hacer una tarta y comer de "algo que no tenga kimchi" (Un repollo fermentado picante que comen en el desayuno, almuerzo, merienda, vermucito y cena).
Cuando la Corte dio su veredicto, todos los participantes ya habían retornado a sus paìses de origen.
(Por si les interesa, el ganador fue el nepalés Amdule Pimala, tetracampeón del Mundial, con su obra "El Everest de jamón y queso")
Lo de la barba es simplemente una precaución para ocultar mi identidad, ya que tenia informaciones respecto a que los coreanos del norte querian robarme mi tecnologìa, y usarla para hacer tartas de destrucciòn masiva.
Pero quizás tenga razón el Sr. Mux, y yo sea Juan Luis Guerra sin saberlo.
Ahora empiezo a dudar de por qué estuve en Dominicana...
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