Recobré el conocimiento en un lugar desconocido.
Me desperté con sed. Mucha sed. Sentía que mis entrañas se habían secado.
Un extraño se me acercó. Sentí que me revisaba. No podía hablar, ni gritar.
Empezó a hurgar en mis vísceras. Yo no tenía la forma de pedir auxilio, y no podía moverme.
Sacó una serie de instrumentos de una caja, y comenzó a usarlos en mí.
No sentía dolor alguno, afortunadamente. Solo esa terrible sed.
Sacaba algo de mi interior. Una parte de mi organismo, que estaba desagradablemente arruinada.
Volvió. Continuó la operación. Introdujo algunas partes en mi cuerpo.
Debe haber interpretado mi necesidad, y me dio agua.
El agua recorría mi interior nuevamente, y sentí que recobraba la conciencia.
Los recuerdos volvieron abruptamente, en orden inverso. Mi dueño dejándome en ese lugar desconocido, la grúa que me llevaba, el abandono y la soledad en el garage, y el momento en el que trataba de gritarle "¡Idiota, estoy perdiendo agua!", mientras el otario paveaba por ahí.
Ya me vengaré.
1 comentario:
Pobrecito, le hiciste hacer la del camello!
Publicar un comentario